Vivo en un lugar en el que el clima que le ha tocado vivir no es muy fácil para almas que se cargan con la luz de sol, como la mía. Nunca pensé que el clima fuera algo tan importante para mí. Y es que las civilizaciones, desde tiempos inmemoriables, han adaptado sus necesidades al clima y al lugar donde se encontraban.
Y yo me pregunto: ¿por qué aquí no lo hacen? Quienes han diseñado la ciudad y por lo tanto, han influido activamente en las actividades de las personas que la habitan, han sido ciertos personajes anónimos siempre con el fin de enriquecerse. Pero la culpa no es de ellos, la culpa es de los gobernantes que lo permiten o que no ofrecen las alternativas posibles.
Me explicaré con varios ejemplos: llueve durante tres días sin parar, se nos olvida que es junio y creemos que hemos hibernado durante el verano: ¡oh dios mio!... y hemos vuelto al invierno.
Las familias llevan a sus niños a jugar a los columpios de los centros comerciales. Si en este lugar llueve tanto, ¿cómo es que las autoridades no diseñan espacios donde los pequeños habitantes puedan jugar a sus anchas, intercambiar cromos o dar unas patadas a un balón sin tener que mojarse hasta los huesos? Por suerte, tenemos una librería que ofrece cuentacuentos los sábados tarde.
Cuando llegué a esta ciudad había varios edificios en el centro destinados a ser teatros. Incluso recuerdo que algunos habían habilitado sus salas para ser salas de cine. Hoy, varios años después, demuelen o sustituyen esos viejos teatros por hoteles y ya casi no quedan salas de cine en el centro de la ciudad. Por suerte, tenemos algún privado que monta su pequeña salita donde ofrece películas alternativas.
Pasear por la ciudad mientras llueve es complicado, existen pocos sitios donde resguardarse del agua y del viento. Esperar a que pase de llover a chispear es complicado en un lugar en el que las aceras son estrechas, no existen soportales y el privado nos ofrece cafeterías malolientes llenas de humos de tabaco y frituras.
No quiero aquí criticar al privado, sino hacer llegar mis plegarias a la administración, pidiendo un diseño adaptado a las condiciones climáticas, lugares y estrategias pensadas para vivir con y a pesar del clima. Sólo así, poniendo la ciudad a disposición de las personas, la urbe se volverá más humana.
¡¡MÁS GALERÍAS!! ¡¡VIVA EL EFECTO INVERNADERO!!!
Viva Camargo!!!
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